viernes, 14 de abril de 2017

DIJO USTED, ¿NO SEA INDIO?

A propósito del reconocimiento de la diversidad cultural en la Constitución Política de 1991, a propósito de la prohibición de discriminación por razones de sexo, origen étnico y religioso, a propósito de la Ley que prohíbe la discriminación racial en Colombia, a propósito de una imagen viral que dice“¡NO SEA INDIO!”…

Soy indio porque traigo como apellidos los nombres de mis clanes familiares de la Nación Wayuu, hablo la lengua de mis ancestros, y también hablo el idioma que los paisanos de Cervantes diseminaron en estas tierras que tú y yo compartimos con el nombre de Colombia.

Soy indio porque conozco las historias ancestrales de mi pueblo, y también conozco muchos pasajes de los mitos fundacionales de Colombia; lo primero me ha permitido el dominio de mi lengua nativa (wayuunaiki) y lo segundo un modesto uso del castellano (alijunaiki).

Soy indio porque conozco mi sistema normativo wayuu, y también conozco y respeto las leyes de la Nación colombiana; soy consciente del sistema de creencias de mi pueblo indio y también conozco el tuyo, no para “civilizarme” sino para comprender como asumen sus infortunios y esperanzas las otras civilizaciones.

Soy indio porque respeto las voces de mis ancianos, y se comportarme según las costumbres de mi pueblo, y también respeto los semáforos y las filas en las diligencias y en el Transmilenio. Camino por las cebras y cedo la silla a los ancianos, mujeres y niños; también pido perdón para disculparme por mis actos,nunca para desafiar al otro.

Soy indio porque me indignan las injusticias, y me duelen tantas noticias sobre las miserias a las que este sistema ha sometido a mi pueblo; me gusta el desarrollo, pero me indigna el mal uso que los tuyos le dan a los recursos de nuestra abuela tierra.

Soy indio porque mi respeto es tan infinito hacia mis ancianos, que no los imagino desperdiciando su sabiduría en fríos y solitarios ancianatos, sino yo al pie de ellos escuchando y reafirmando me esencia india.

Soy indio porque tengo la memoria larga, y acuno en mi india cabeza los actos que los tuyos y los míos han hecho para que tú y yo nos hablemos en tiempo presente; puedo comer tranquilamente con las manos en la más humilde cocina wayuu, y también puedo hacerlo usando los cubiertos. En cualquiera de los escenarios, no soy ni más ni menos indio, tan solo me hace feliz hacer realidad aquello que los tuyos pomposamente llaman interculturalidad.

Por eso cuando acudes a expresiones como “no sea indio”, “ese indio”, “mucho indio”, presencio atónito como exclamas tu propia limitación para explicar lo absurdo de la sociedad sin identidad que pretendes construir, una sociedad sin orden, sin memoria ni respeto hacia ella misma.


Esta es mi palabra.

@Ignacioepinayu

URIBIA: ¿80 AÑOS ESCRIBIENDO PROGRESO?

(Articulo publicado en 2015)

En el actual casco urbano del municipio de Uribia, existió un territorio habitado llamado Ichitkii, ichii se llama el divi-divi en wayuunaiki. En ese territorio se fundó administrativamente Uribia, en honor a un general de la república, motivado tal vez por la tradición militar del fundador de este asentamiento alíjuna en territorio wayuu. A pesar de ser fundado en un asentamiento wayuu, Uribia se movió en dos realidades: la urbana, alíjuna, estrecha, con el imaginario de desarrollo copiado de otras latitudes, pero realizada con ahínco y honestidad por sus primeros habitantes; la rural, wayuu, extensa, al olvido de la administración central, con su propia dinámica social y cultural.

Desde la mirada alíjuna, Uribia se fundó como una forma de control territorial por parte del Estado colombiano; desde la mirada aborigen fue una imposición de formas de autoridad, administración y cumplimiento de normas ajenas a las costumbres consuetudinarias de las comunidades locales.
Muchos habitantes rurales, responden con la expresión “urribiamüin” (“para Uribia”, “hacia Uribia”), cuando le preguntan para donde va. Y se equivocan quienes asocian toda Uribia con la expresión “Ichitkii”, porque no es una expresión que aglutine a lo que debería ser uribicidad, ya que existen otras zonas de Uribia que tienen su propia denominación (Jala’ala, Jonjoncito, Petsuapa, Shoshinchon, etc.).

En 80 años de vida administrativa, este pueblo tuvo momentos de auge y decadencia: en su temprana vida como municipio fue capital de la intendencia de La Guajira, tuvo el primer banco, se implementó el primer sistema de redes de acueducto para los pocos barrios con los que fue fundado, luego las primeras luces del incipiente sistema de alumbrado público y un pequeño aeropuerto. Era el tiempo de la Uribia local, tiempo en que ir a Bogotá era una hazaña, tiempo en que los dirigentes administraban con eficiencia y honestidad los pocos recursos.

Posteriormente, gracias a dos sucesos importantes (elección popular de alcaldes y recursos del sistema general de participación), cambiaría el imaginario de desarrollo soñado por los primeros fundadores de lo que después comenzó a llamarse irónicamente “la capital indígena de Colombia”. La descentralización territorial hizo que el municipio recibiera considerables recursos diferentes a sus ingresos propios, y el pueblo comenzó a cambiar sus casitas de barro y zinc por toneladas de cemento y eternit; la vieja red de acueducto y alcantarillado fue sepultada por el arrollador paso de los pavimentos que ahora calientan más el otrora refrescante clima uribiero, ahora se enterraba la realidad del atraso y se daba paso al espejismo del progreso y desarrollo: porque hoy uribia tiene el índice de necesidades básicas insatisfechas, como uno de los más altos del país.

Aunque muchos quieran maquillar la realidad con el desgastado concepto de progreso y desarrollo,en realidad Uribia ha tenido la oportunidad de modernizarse en los últimos 25 años de vida administrativa, prueba de ello es que en pleno siglo XXI la zona urbana de este municipio no tiene cobertura de acueducto y saneamiento básico en la totalidad de la zona urbana, no tiene interconexión con sus zonas rurales, carece de conectividad, el subempleo y la informalidad son hechos cotidianos, no existe planificación del crecimiento urbano y ni capacidad de demanda de servicios esenciales. 

Ni hablar de la cobertura en la zona rural, ni de la falta de una política pública que integre los planes de vida de las comunidades rurales a un auténtico plan de desarrollo municipal, ni hablar del modelo educativo y la incipiente capacidad instalada de hospitales para una población que excede los 120 mil habitantes. Ni hablar de ‘lo wayuu’, porque siendo Uribia un territorio ancestral wayuu, no pudo consolidarse una transformación que le diera la grandeza a la ‘nación wayuu’ tantas veces cacareada por líderes, dirigentes y gobernantes.

Visto lo anterior, Uribia transita hacia su primer siglo de vida administrativa con muchas deudas con sus habitantes ancestrales, presentes y futuros. Me alegra como uribiero haber nacido en ese territorio, con el cual tenemos una deuda social, la cual queremos pagar, pero no a cualquier precio. Hemos crecido y sabemos que el “todo vale” no es sano para la sociedad y sus individuos.

Feliz cumpleaños, mi Uribia del alma. Te quiero octogenaria y real, con tus dificultades y potencialidades; no te quiero maquillada de un progreso que no aún ha llegado.


En la distancia, tu hijo entrañable.

@ignacioepinayu

¿LA VIOLACIÓN Y EMBARAZO DE NIÑAS WAYUU OBEDECEN A RAZONES CULTURALES?

Ante los recientes hechos relacionados con el embarazo de una niña de 12 años que dio a luz, frente a la opinión de funcionarios del Instituto de Bienestar Familiar con relación a la defensa de la niñez, comparto con ustedes mi opinión en mi condición de wayuu y tío materno de varias niñas wayuu:

No hay excusa para justificar el atropello físico y psicológico del que es objeto la mujer wayuu negándole el legítimo derecho que tiene al deleite de su infancia. Desde la palabra misma de nuestra cultura, existe la diferencia entre la niñez y la adultez y lo que ello significa en la procreación de nuestra cultura a través de sus diferentes instituciones.

Siendo muy pequeñas las llamamos Joukalü,cuando ya están creciditas y antes de llegar a la edad de su primera menstruación la llamamos Jintulü o Jimoolü, es en esta edad donde se produce el ritual del encierro, la etapa más crucial de la existencia de la  mujer wayuu; es aquí donde la niña se prepara espiritualmente y físicamente para ser mujer en unos cuantos años más de maduración física y psicológica. Por lo tanto, la institución-encierro no es una fábrica de objeto-mujer para uso inmediato al periodo de encierro. En otros tiempos, el periodo de encierro y preparación para la vida podía demorar meses y años; hoy en día, por negación o desconocimiento de las instituciones educativas, ese periodo se reduce a no más de una semana.

Pasado ese periodo, y cuando la mujer tiene sus formas (física y psicológica) bien definidas está en edad de conformar una familia, procrear hijos y formarlos según su propia experiencia personal,esta es la edad conocida como la edad de la mujer-majayüt.

Quienes argumentan que los embarazos de niñas menores de 14 años obedecen a razones culturales distorsionan la esencia del encierro como institución de nuestro sistema cultural; quien viola y embaraza a niñas wayuu no son más que violadores que usan la máscara de‘lo cultural’ para evadir impunemente los castigos que realmente merecen,quienes los defienden seguramente no estarán dispuestos a permitir que sus hijas y sobrinas preadolescentes sean objetos de esta práctica burdamente llamada ‘cultural’.

Hay una expresión muy común, que podíamos traducir como el consentimiento de los actos: Achekalaa a’iinlo que el corazón quiere. Cuando alguien está de acuerdo con algo o quiere algo, cuando no hay presión alguna para tomar una decisión se dice Süchekalaa sa’iinsu corazón lo quiso. ¿Quiere el corazón de una niña ser mamá a sus escasos 12 años? ¿Prefiere el corazón de una niña ser esposa a los 12 años en vez de estar jugando con niños de su misma edad?

Si la respuesta es afirmativa, estamos ante el funeral del encierro como institución de nuestra cultura, lo cual explica porque tanta fragilidad cultural y lingüística en la cultura wayuu. El fin del encierro como institución explica porque las nuevas generaciones de niños wayuu no hablan wayuunaiki, usando su condición de indígenas para evadir medidas legales, mientras se hace uso de prácticas no indígenas como el robo, el secuestro, el irrespeto por los mayores, la prostitución y toda esa cadena de horrores que la globalización ha dejado en su paso arrollador sobre la diversidad.

Unos dirán que son las madres lasque entregan a sus hijas, que son las autoridades tradicionales las responsables directas, otros dirán que son el Estado y sus instituciones las primeras en irrespetar nuestro sistema cultural; yo en cambio digo que se requiere un dialogo intracultural e intercultural urgente, para rescatar el encierro como institución cultural, pero también campañas gubernamentales (y de organizaciones no gubernamentales) “contextualizadas” para erradicar este flagelo que corroe nuestro sistema cultural. La dignidad de la mujer wayuu se defiende desde la semilla misma, y es urgente emprender una campaña por la defensa de la niñez wayuu.

Esta es mi palabra.

@Ignacioepinayu

martes, 18 de febrero de 2014

COMENTARIOS SOBRE LA CONMEMORACIÓN DEL 12 DE OCTUBRE

En memoria de quienes partieron esperando mejores tiempos para todos...

Con el tiempo fui aprendiendo que la historia se compone de múltiples historias. Según cuentan en la historia oficial, en 1492 fue el descubrimiento del nuevo mundo, el encuentro de civilizaciones. Otra mirada afirma que fue la expansión del mercantilismo o el colonialismo de las potencias marítimas y comerciales de ese entonces. Desde la iglesia afirman que se llevó la fe a otros rincones del mundo para salvar almas irremediablemente perdidas del reino de dios.

Quinientos veintiún años después de esa fecha oficial, sabemos que la historia de hoy está permeada por nombres, términos,alimentos y costumbres heredadas de nuestros ancestros. Hoy, en Colombia, somos una mezcla resultante de lo africano, lo aborigen de estas tierras y los foráneos que llegaron accidentalmente.

A pesar de la negación de la nación colombiana como mestiza, no puede ella dejar de usar expresiones de civilizaciones perdidas,los alimentos tradicionales son consumidos como una creación original, la diversidad de culturas y lenguas que se mantuvieron en el tiempo son mostradas con orgullo por la historia oficial y los organismos gubernamentales. Desde nuestra cultura wayuu, hemos aportado a la nación colombiana, mestiza ella,nuestro sistema normativo como aporte a la herencia cultural de la humanidad y muchas otras expresiones que estamos dispuestos a compartir en el marco de un dialogo intercultural.

Contrasta lo anterior con la posición de la dirigencia indígena que sigue repitiendo los trillados conceptos de “Resistencia”,“Pervivencia” y “Pueblo” (este último para beneplácito de organismos internacionales),en todo evento que se realice por estas fechas. Lo que debería ser un espacio para recordar con rituales propios a nuestros ancestros próximos y lejanos, se convierte en una letanía que con el paso de los años va perdiendo la profundidad de otros tiempos.

Mientras esto sucede, dirigentes y administradores indígenas que tienen en sus manos la oportunidad de mejorar las condiciones delos herederos de las diferentes naciones indígenas, siguen reproduciendo esquemas y sistemas que tanto se critica. Seguramente la historia nos quiere recordad que antes de la llegada de los españoles, también existían sociedades indígenas que explotaban de manera inclemente a sus pares (más débiles o pacíficos) en estas tierras.

Este 12 de octubre debería servir para hacer entender al liderazgo indígena de lo estúpido que suenan las mismas palabras de lamento en estos tiempos. Deberían comprender que el camino es retomar la herencia cultural de nuestros ancianos, para tender puentes que permitan hablar con el otro de manera respetuosa, humana y humanizante. Quizás sea el tiempo de hacer más propuestas y menos lamentos. Pienso que debemos recordar siempre a nuestros ancestros, buscar en la mirada del que sufre en estos tiempos, la mirada de dolor de aquellos que sembraron con su sangre la historia no contada de América;  pero también es tiempo de proponer lo mejor de nosotros para hacer de este mundo un mejor vividero (y de esto sabemos mucho).


Esta es mi palabra.


Ignacio M.Epinayu Pushaina

sábado, 27 de julio de 2013

LA PALABRA Y EL PALABRERO WAYUU: ENTRE LA TRADICIÓN Y LA IGNORANCIA


“He dejado mi palabra en ti, ella es como una semilla para cultives tu destino…”.  Anciano wayuu.


La palabra mueve nuestro mundo wayuu. Hay palabras frías o calientes, palabras de dolor o alegría, palabras que agitan las tranquilas agua de la historia o aplacan el viento que ensucia nuestra vista… La palabra hace visible lo invisible y mueve nuestra historia pasada y presente. Sin la palabra seríamos nuevamente los animales que hoy son los símbolos de nuestro linaje.

El palabrero (pütchipuu) lleva la palabra de paz y respeto, la palabra que puede enderezar el curso de los caminos desviados; él lleva la palabra para apaciguar los ánimos apasionados donde brotan las palabras calientes, adoloridas y que ensucian la visión. Es el mediador, el arquitecto que construye los caminos de la armonía social, el que tiene la capacidad de trazar los caminos para restablecer la armonía que siempre debe darse entre los clanes, entre los hermanos que nacimos de la misma historia wayuu, sukuaipa wayuu. Seguiremos siendo wayuu mientras recibamos con respeto el gesto adusto de nuestros familiares cuando nos dicen en tono confidencial: esü kasachiki, vienen malos momentos. Cuando el wayuu escucha que le-van-a-mandar-la-palabra, hay razón suficiente para preocuparse, se siente en el ambiente los pasos del palabrero, se ha infringido una norma de convivencia entre nuestros semejantes.

La palabra del palabrero es una palabra que tiene peso, tiene historia, trae la solemnidad de la tradición que ha sido respetada por nuestros familiares de lejanos tiempos. Es una autoridad moral de nuestra cultura. No se puede confundir al palabrero con un narrador de noticias, o con un abogado que litiga para mantener su sustento diario. La inmaterialidad, declarada patrimonio inmaterial de la humanidad en el año 2010, del oficio del palabrero radica en que es una actividad que se lleva a cabo sólo cuando hay tensiones entre las familias, cuando se transgrede alguna norma de convivencia.

A pesar de toda nuestra riqueza cultural, la sociedad alíjuna (no wayuu) desconoce la esencia de nuestra palabra, el significado de nuestros sueños, el valor de nuestras tradiciones. Hemos visto como se usan los elementos de nuestra cultura sin valoración, comprensión, ni respeto, como es el caso de las mantas de nuestras mujeres, de nuestras mochilas. Hemos soportado que nos muestren como parte de la decoración para recibir a los funcionarios públicos vestidos de blanco inmaculado que visitan las regiones. Hemos visto como muchas empresas se apellidan wayuu (“wayuu flowers”, “transportes wayuu”…) sin aportar nada a nuestras comunidades, y ver nuestras artesanías en las pasarelas de Milán y otros lugares, silenciando las historias y las mujeres que las hicieron, y hemos visto palabras wayuu como nombres de instituciones a las cuales pocas veces el wayuu tiene acceso (“La-guajira-sin-jamusiri”). Es la tradición en manos de la ignorancia.

Un caso reciente que revela la ignorancia sobre nuestras costumbres ocurrió cuando el Alcalde de Riohacha anunció que le mandará-la-palabra al Presidente de la República y a la Ministra de Educación (Diario del Norte, edición de mayo 2 de 2013, página 3). Desconoce el señor Alcalde y sus asesores que un alíjuna no puede mandar la palabra a otro alíjuna, y mucho menos cuando se trata de un asunto institucional. Desde la perspectiva del sistema normativo wayuu, donde el palabrero es la figura central, las discrepancias institucionales entre alíjunas no se constituyen en transgresiones a las normas de convivencia wayuu. En este caso, se pudo usar una metáfora alusiva a la palabra y el palabrero para recordarles al Presidente y la Ministra, sus compromisos.

El segundo caso es un periódico digital www.elpalabrero.com.co. Tal vez por falta de creatividad o por la costumbre de buscar expresiones wayuu al azar para nombrar entidades o novedades, se usa la expresión el palabrero a un medio de comunicación cuyo contenido informativo son noticias. El desconocimiento de los elementos esenciales de nuestra cultura, entre ellos la palabra y el palabrero, al final termina negándola, negando con ella la posibilidad de establecer diálogos interculturales basadas en el respeto hacia lo-otro.

He visto como arrancan de su raíz al pequeño cactus para adornar reuniones oficiales y luego lo tiran a la basura sin el más elemental respeto por la naturaleza. Como el cactus, los nombres y elementos esenciales de la cultura wayuu, son arrancados de su contexto natural, perdiéndose la posibilidad de darle su verdadero significado y con ella visibilizar a aquellos que hacemos real la multietnicidad y pluriculuralidad de la Nación Colombiana.


Esta es mi palabra.


Ignacio Manuel Epinayu Pushaina 

domingo, 25 de noviembre de 2012

LOS WAYUU NO MORIREMOS POR REDUCCIÓN DE LAS REGALIAS: RESPUESTA A LOS QUE NO CUENTAN LA HISTORIA COMPLETA

“Tú no sabes lo que dices”. Respuesta a un comentario mío sobre el nuevo Sistema General de Regalías. 


Mis ancestros habitaron desde muchas centurias lo que hoy se llama Uribia, mis hermanos de sangre y de historia han resistido durante muchas lluvias, muchas lunas y muchos soles las inclemencias de la abuela naturaleza, también hemos sobrevivido a pesar de las sucesivas administraciones desde 1935.

Durante decenios hemos sido objeto decorativo del paisaje electoral, del paisaje cultural; nuestras mantas, wayucos y mochilas han decorado festivales y presentaciones artísticas e institucionales, y después de ello hemos vuelto a nuestros ranchos a tomar chicha fresca sin azúcar, a colgar en silencio el chinchorro cómplice de nuestro olvido, a tomar café y hablar de lo que sucede en las administraciones como si no fuésemos parte de ella.

Vivimos en un territorio de 8.000 kilómetros cuadrados, representamos el 96% de la población de Uribia (no 99.9% como dijeron en una entrevista de radio), nos dicen que no sabemos lo que decimos como si los papeles fueran escritos sólo para ser leído por unos cuantos dueños de la verdad. En ese inmenso territorio donde soñamos nuestra cotidianidad, aletean el hambre, la desnutrición, el desempleo, la educación de mala calidad, la falta de oportunidades para nuestros jóvenes y niños (hay informes y estadísticas que así lo demuestran).

La actual administración propuso 14 puntos de gobierno que no se van a cumplir, el candidato de entonces dijo que los cachacos (habitantes del interior del país) se llevaron la plata de las regalías. Mi hijo que es cachaco no tiene un solo peso de los que se llevaron de Uribia, mis amigos cachacos tampoco tienen ese dinero mencionado; yo, que ahora vivo entre cachacos, tampoco he recibido un solo peso de todo este cuento mal contado. El acto legislativo 005 de 2011 que crea el nuevo Sistema General de Regalías fue demandado porque no había sido consultado (concertado?) con los pueblos indígenas. Me pregunto, cuantas veces fuimos consultados para implementar proyectos en nuestros territorios?, cuantas veces fuimos informados de los beneficios a los que tenemos derecho, no de forma clientelista sino en igualdad de oportunidades?, cuantas memorias de nuestros ancianos han sido enterradas sin ser conocidas por nuestros niños encerrados en escuelas para aceptar como destino decir si a todo?, cuantas veces fuimos ignorados con la excusa de que no sabemos lo que decimos?, y por qué ahora si nos muestran como excusa para tumbar un Acto Legislativo?.

Ahora dicen los líderes y asesores que la culpa de todo esto es porque los cachacos se llevaron la plata de las regalías… Los cachacos son los responsables, "en nuestras comunidades indígenas ha sido catastrófico porque se ha vulnerado la región afectando la educación y el transporte escolar. Hay niños que tienen que caminar hasta 5 horas bajo una calor de 40 grados a pleno sol, porque allá las comunidades están distantes y dispersas, lo que ha generado una importante deserción escolar masiva este año…". (Diario del Huila, marzo 24 de 2012).

Hace un par de días escuché una entrevista radial donde una líder, miembro de la mesa nacional de concertación de la nación wayuu, dice lo mismo que estas líneas en cursiva, lo mismo que vienen recitando en diferentes escenarios: pobrecitos los wayuu, ahora si los van a destruir, la culpa es de los cachacos. En la entrevista se amenaza con denunciar ante organismos nacionales e internacionales, el atropello del cual son víctimas los wayuu; llamé a la casa, hablé con mis hermanos y mi abuela de 95 años y le pregunté si habían idocachacos a atropellarla, ella me dice que desde el día de las votaciones ningún alíjuna ha vuelto por allá…

El periodista pregunta que en cuanto se reducen las regalías con el nuevo sistema, la dirigente dice que el año pasado el presupuesto era de 122 mil millones de pesos y que este año se reduce a 40 mil, en Uribia. Finalizada la entrevista el periodista se pregunta que por qué con un presupuesto de 122 mil millones anuales hay tanta pobreza y atraso en Uribia…(Caracol Radio, entrevista 8:00 AM 14 de mayo de 2012). Yo le contesto señor periodista: he leído la Resolución del Ministerio de Hacienda y Crédito Público No. 1877 de 2010, los informes de auditoría de la contraloría de las vigencias 2008, 2009 y 2010, también he preguntado a muchas personas wayuu sobre los beneficios que han recibido de los recursos de regalías, he preguntado lo mismo a varias personas conocedoras del tema.

En la citada resolución se suspenden los giros de los recursos de asignación especial de los resguardos indígenas del Municipio de Uribia, motivo: “Riesgo 9.2. No haber entregado a los encargados de hacer las auditorias la información y/o soporte requerido para su desarrollo en los términos u oportunidad requeridos… No se entregó: extractos de cuentas que no se encuentran inscritas ante el MHCP…”

La Contraloría General de la República tiene por función velar por el buen uso de los recursos públicos que en tanto público es de todos los uribieros, o sea del 96% wayuu y el 4% no wayuu, y ahí va la respuesta señor periodista:

En la auditoría de la vigencia 2008, se encontraron hallazgos que generaron 35 acciones correctivas, es decir había que mejorar la forma en que se invierten (no gastar, ni malgastar!) los recursos públicos por concepto de regalías.

En la auditoria de la vigencia 2009, el informe reporta anomalías en los procesos de contratación, administración de recursos financieros; falta de claridad, planeación y adición injustificada en los contratos, en algunos procesos contractuales presuntamente se incumple con los principios de economía, responsabilidad, selección objetiva, transparencia…”, los contratos mal planeados y ejecutados no fueron publicados en la página web de la contratación estatal, ni en la página de la Alcaldía, los archivos no cumplen con estándares nacionales de gestión; no se cumplen con las coberturas establecidas en la Ley 1151 de 2007, y no hay seguimiento y actualización del presupuesto municipal en la página del SICE…

En cambio en la auditoría de la vigencia de 2010, las cosas no mejoran: “El municipio de Uribia en la vigencia 2010 no alcanzó, según las certificaciones dadas por las entidades encargadas, las coberturas básicas establecidas por norma en salud de la población pobre, educación básica, agua potable, alcantarillado y mortalidad infantil, muy a pesar de las cuantiosas inversiones que se hicieron con recursos de regalías en estos sectores ($47.397 millones)”. Esta vez se “establecieron Quince (15) hallazgos administrativos, de los cuales Cuatro (4) corresponden a hallazgos con alcance fiscal en cuantía de $354.96 millones; Nueve (9) tienen posible alcance disciplinario; dos (2) con posible incidencia penal, los cuales serán trasladados ante la autoridad competente. Así mismo, se solicitará la apertura de un (1) proceso administrativo sancionatorio por falta de registros en el SICE y se emitirá una Función de Advertencia”, esto último por el hallazgo 11: el barrio Yosuu se quedó sin agua, por falta de válvulas de distribución de aguas!.

La única responsabilidad wayuu en todo este cuento está en el hallazgo 14, suministro de alimentos escolares. Los contratistas no suministran información de peso y talla de los niños debido “a las distancias, vías de acceso, las lluvias, y porque las manipuladoras de alimento pertenecen a la etnia wayuu…”.

Siendo Uribia un territorio por donde transita o extrae la riqueza mal negociada del país, se reciben ingresos superiores a 100 mil millones de pesos al año por concepto de regalías directas, lo que me hace pensar que en los últimos 5 años se han recibido más de 500 mil millones de pesos, por lo tanto había mucho dinero para gastar. Y las sucesivas administraciones gastaban, era una administración “ejecutora”, ahora con el cambio del sistema general de regalías pasa a ser una administración “gestora”, ahora si a trabajar!, aunque me digan que yo no sé lo que digo…

Después de todo esto, también leí el Acto Legislativo 005, los Decretos 4923 y el 4950 de 2011, para ver como quedó todo el asunto de las regalías, y me encuentro no con futuros apocalípticos, sino muchas oportunidades. Peor es ná!, como dicen. Hay que poner a los especialistas, a los técnicos a recorrer los 8.000 km2 y formular proyectos reales, llenar los despachos de los cachacos con proyectos viables en todos los sentidos, nada de cortar ypegar desde las oficinas locales, no señor… Yo les ayudo a digitar.

Como no estoy autorizado para hablar en nombre de los 450 mil wayuu de toda la nación, y tampoco en nombre de los más de 100 mil que hay en Uribia, hablo por los de mi familia próxima, también por los que coinciden conmigo en muchos puntos de vista de esta nota. Hablo en nombre de los que conozco personalmente, con los que compartí momentos de escasez de café en las ollas; hablo en nombre de los que ya no están y tuvieron la esperanza de una mejor vida de manos de los alíjuna de Laüla’pia (Alcaldía), hablo en nombre de quienes cerraron sus ojos esperando, por última vez, a un señor llamado Gobierno, que según dicen llegaría a traer la solidaridad esperada después de tantas penas, de tanto olvido. Señores: con regalías o sin regalías los wayuu seguiremos escribiendo en silencio la historia que nos corresponde vivir, no será la primera y única vez que nos usen como excusa. He dicho mis palabras…


IGNACIO MANUEL EPINAYU PUSHAINA
C.C. 5.185.122
Celular 321 228 59 11

IMÁGENES DEL RECIENTE VIAJE A LA TIERRA DE LOS YOLUJÁ

A la seño Ana C., por su amable saludo de bienvenida…

Fui a Uribia a cumplir mi cita con la memoria, con mis raíces, a confirmar que somos sueño, somos memoria y somos uno, a reafirmar la semilla que somos en la consolidación de la nación wayuu, un largo viaje de 1.200 kilómetros por carretera, mi lejana distancia del liderazgo no me da aún para las millas de Avianca. Pasé por los montes del Tolima buscando en cada resquicio la sonrisa de la hermosa pulowi que no me deja dormir con el recuerdo de su blanca piel, su frondoso y largo cabello y su voz y risa de niña.

Con los profundos huecos de la carretera en el trayecto de Orroko, llegué a mi octavo viaje a Uribia (gracias Mao) en menos de 1 año; me entrevisté con los míos, y aún pude ver la cordialidad de la gente, la resignación eterna, el andar tranquillo bajo el sol... Admiré las caras preocupadas de los nuevos pobres, las casas campestres tienen que esperar su terminación mientras se redefinen estrategias para ver cómo se saca la plata que se invirtió en la campaña pasada. Las 14 promesas de campaña que escuché de viva voz del candidato y que aún conservo en mis apuntes están lejos de ser cumplidas, que vaina!. Uribia 77 años mostrando al mundo su esplendor…

Participé en la capacitación del Ministerio del Interior. El altoparlante del carrito invita a las autoridades tradicionales y representantes de las asociaciones de autoridades tradicionales. Llegué a las 8 y media en punto, saludé a muchos viejos con la reverencia que me enseñaron desde niño. Tomé tinto mientras colgaban un chinchorro en la pared del auditorio, tiraban uno más sobre la mesa, un pedazo de cardón fue arrancado y puesto de prisa en un improvisado florero. Olvidaron los organizadores que la cultura wayuu es mucho más que mantas y mochilas. La asesoría es gratis: también hay hermosos pellones que hasta Bancolombia conoce, hay hermosas cerámicas y muñecas de barro, que por fortuna desconoce Expoartesanías.

El evento comenzó a las 9 y media. El auditorio estaba conformado en un 85% por ancianos wayuu (ABG Producciones hizo la grabación del evento). El alcalde saluda a todos en alijunaiki, se lamenta por la seguridad alimentaria y educación de los niños wayuu: no hay refrigerio escolar, tampoco contratos para la educación, los profes no tienen carros para ser llevados a los colegios y los contratistas no pueden llevar refrigerios a las escuelas…”Que Dios nos bendiga”. Yo por el contrario pienso que la seguridad alimentaria es otra cosa, es un tema para otra nota.

Señores, arrancó la capacitación: “Ya Nacho, deja de escribir en ese celular y ponle cuidado al doctor. Nombe, al doctor que llegó de Bogotá!. Eche doctor, pero eso ya lo dijo en junio pasado!, alguien que traduzca porque están pidiendo que le expliquen a los señores que no entienden español. Pero doctor, si la invitación era para ellos, porque no cayeron en cuenta que ellos no hablan español?. Que vá!, yo no hablo de la improvisación de la actual administración, digo la improvisación de este evento. Ajá y como les digo cofinanciación?, ya se: acofinanciaja!, ya está…”

Y comienzan las opiniones y cuestionamientos. Que quién tuvo la culpa, que quién debió hacer esto o aquello, los proyectos, el contrato de administración, las cuentas independientes, el resguardo, mi comunidad, tu comunidad, faltaron tanques y láminas la vez pasada, doctor dígame si el titulo de mi proyecto está bien redactado… Alguien del auditorio se levanta y dice en español: “ahora si vamos a hacer las cosas bien”, yo solté la risa, pero la afirmación era en serio, lo entendí porque nadie más se rió.

Llegó el refrigerio, luego mi compadre Dio… y ya me fui a palabrear…

También fui a misa, eche, era el primer aniversario!. Ese día me preguntaba porque la iglesia se llamaba Inmaculada Concepción y tenía sobre el campanario la estatua de Cristo Rey, y ahora hay dos Cristo Rey: uno que es restaurante y una estatua cortada en varias partes que están en el pasillo de la iglesia… al momento del saludo de la paz, una mueca “oficialista” fue reemplazada por el supuesto saludo de reconciliación que yo esperaba de alguien de la fila de adelante. Perdónalos señor, aunque ellos si saben lo que hacen…

Para terminar esta nota: fui al San José a ver un partido de la “Copa de Verano San José”, entre los veteranos y el equipo de Anselmo Acosta. Saludé a Kinchon, comí boli de chocolate, me senté en el quinto y último escalón de la gradería, la brisa que no para llenarnos los ojos de arena: “ese juez ta vendío, el no ve  porque tiene gafa’e cuero…”, buen partido. Hay potencial para sacar buenos futbolistas en Uribia, ahora faltan dirigentes que lo hagan de forma seria y organizada.

Quedaron asuntos importantes por hacer: la visita a Eli en Manaure, la entrevista con Leonel en Palawaipou, el viaje a Uchumüin (vergación!), el tinto en la casa de Martha, más deudas por saldar…


Imágenes captadas por el autor entre el 5 y el 14 de marzo de 2012.


IGNACIO MANUEL EPINAYU PUSHAINA
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