viernes, 14 de abril de 2017

A PROPÓSITO DE SALARIOS Y CONTRATOS LABORALES DIGNOS PARA ARCHIVISTAS EN COLOMBIA

“Antes la riqueza era la tierra, después lo fue la industria, ahora lo es el conocimiento.”
Desde que entramos a primer semestre se nos enseña que estamos en la sociedad de la información y del conocimiento. Mucho se ha reiterado que valemos por lo que sabemos: es la sociedad del conocimiento.
Quienes trabajamos en archivos, sabemos que gestionar información y conocimiento, va más allá de las actividades operativas que muchos de nuestros colegas muestran como gestión documental. La queja de algunas personas que presionan por contratos y salarios dignos es una propuesta válida pero no deja de ser ingenua, y por lo tanto alejada de la realidad social y económica de la profesión y del país.
La razón de esta última afirmación radica en que hay perfiles y diferentes niveles de formación para cada actividad involucrada en los procesos archivísticos. No será el mismo el salario o contrato de los modestos aprendices de Gestión Documental, que aún estamos dedicados a foliar hojas de documentos que no sabemos si serán eliminados o no, al de aquellos rutilantes consultores que nos hablan de Gestión Documental en ambientes electrónicos.
La archivística en Colombia es una profesión con gran proyección por razones normativas, tecnológicas, administrativas y de gestión del patrimonio, y cuenta con una Ley que protege los intereses de quienes ejercemos esta hermosa profesión. Pretender mejores salarios y contratos, debería pasar por hacernos una autocrítica sobre nuestro desempeño, entre lo que esperan las organizaciones y el impacto de nuestra actividad en los propósitos organizacionales: mostrar una inspección de archivo, como diagnóstico de gestión documental o mostrar un manual donde el mayor contenido son las normas, en vez de un Programa de Gestión Documental articulado a los planes y programas institucionales, debería ser la preocupación de profesionales, gremios y academia.
La Sociedad Colombiana de Archivistas, el ente gremial de mayor trayectoria y gestión en pro de los archivistas del país, ha expedido directrices para regular el pago de salarios y contratos, también ha promovido el cumplimiento de la Ley 1409 de 2010 en los diferentes escenarios de participación. Pero hay que recordar que la sociedad sola no tiene sentido sin el compromiso y aporte de los archivistas del país.
Al final, hasta podría tener razón el notable archivista que afirma que a las nuevas generaciones de archivistas se les olvida la dedicación y la ética para gestionar y preservar la memoria documental, que es la memoria misma del mundo. Es a partir de la pasión y entrega por nuestra profesión lo que nos dará la posición social y económica que reclamamos y no de sofismas como exigir salarios y contratos altos, independiente del desempeño profesional. La tarea, por lo tanto es fortalecernos a nivel gremial y promover la Ley que protege los intereses de los archivistas.

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