Han domesticado mi forma de vestir, pero mi alma viaja libre por la tierra de los sueños…
“Cuando vengas a nuestra tierra, descansarás bajo la sombra de nuestro respeto”, dice el poeta wayuu. Pero también encontrarás que en el misterioso y exótico desierto, hemos apropiado una serie de elementos de la cultura con la cual interactuamos, esa cultura que muy a su pesar no nos ha domesticado…
Hemos hecho de las armas de fuego un instrumento de prestigio y defensa de nuestros linajes y de nuestra historia (el fúsil máuser “tiene destellos de juyá y tiene el grito imponente de juyá”, decía el abuelo Mujucheichon); hemos hecho de la bicicleta (adornada ella, con bellos tejidos y adornos) un medio para movilizamos por todo nuestro territorio; a los bolsillos tradicionales (woolü) le hemos agregado uno más: el del teléfono celular, para que nuestra palabra viaje con mayor rapidez. Es cierto que los alíjuna (los no wayuu) se ríen cuando nos ven sacar nuestro “aparato”, pero al rato la curiosidad por saber que decimos los abruma: hablamos en wayuunaiki. En pleno auge de la Sociedad de la Información, con sus Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, usamos las redes sociales como instrumento para denunciar, escribir notas y comunicarnos en nuestra lengua con nuestros hermanos, en cualquier parte del mundo.
En nuestro legítimo derecho a existir, hemos apropiado elementos externos, dándole un significado y una explicación a su existencia en nuestra cotidianidad; hemos “wayuunizado” esos elementos externos, los hemos adaptado a nuestra manera: Suluu Sukuaipa Wayuu. Ellos, los elementos externos, están ahora presente en nuestros mitos, en nuestros sueños y en la construcción de nuestra historia; pero no son la columna de nuestros mitos, no rigen nuestros sueños y dudo mucho que escriban nuestra historia.
A pesar de los diferentes intentos asimilacionistas, desde la institucionalidad o comprando conciencias débiles y sin identidad, nos mantenemos firmes en nuestros principios e ideales, la palabra escuchada en las madrugadas en voces de nuestros abuelos nos habla en nuestros sueños…
Me voy a un café Internet, en mi bicicleta, a publicar esta nota, me han llamado a mi teléfono celular para decirme, en wayuunaiki, que no lleve el máuser.
IGNACIO MANUEL EPINAYU PUSHAINA
C.C. 5.185.122
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