martes, 3 de enero de 2012

CAFÉ, MAÍZ Y PANELA: CLIENTELISMO PROSELITISTA EN LA TIERRA DE LOS CHINITOS

Dile a tu familia, que busque a mi hermano, él es candidato a la alcaldía”…

Por qué en un municipio donde más del 90% de la población es wayuu, no gobierna un wayuu, que piensa y actué como wayuu?

Probablemente hemos interiorizado lo que piensan de nosotros: “El indio es de carácter tan apacible que solo desea el reposo y la soledad; no aspira ni acaudillar a su tribu, mucho menos dominar la extrañas; felizmente esta especie de hombres es la que menos reclama preponderancia, aunque su número exceda la de otros habitantes” (Bolívar, Cartas de Jamaica, 1815); probablemente no estemos (los wayuu) a la altura de los retos de la historia actual (hasta cuando?...); también es probable que las instituciones hayan hecho un buen trabajo, instruyéndonos como “aves de corto vuelo”.

Ahora se aproximan las elecciones locales (y regionales!) y se avizoran nuevos candidatos que llevarán al municipio por la senda del “progreso”; con ello volverán los líderes wayuu a ofrecer, al mejor postor, los votos por maíz, café y panela; las cédulas serán recogidas y los camiones están aceitándose para traer los votos desde la guajira venezolana. El día previo a las elecciones llegarán los jurados de Riohacha a disfrutar de un paseo por la “Plaza Colombia”; rodará nuevamente el viejo y aceitado discurso de “Bienestar, Progreso y Desarrollo”. Así es Uribia, la tierra de los chinitos.

Es Uribia un lugar donde los alcaldes de turno eligen a su sucesor con recursos de la administración publica, donde los festivales dejan de ser eventos culturales para dar paso a acuerdos proselitistas, los debates electorales se constituyen en verdaderos duelos familiares en la defensa, ya no del honor sino, del deshonor de feriar los recursos de las transferencias; un municipio donde hay centro cultural sin espacios para la cultura, hay muchas mantas y casi nula identidad, donde hay muchos candidatos y pocas propuestas.
Que tiene que ver esto con “lo wayuu”?.

En la tierra de los chinitos, ha sido tradicional que los líderes wayuu elijan a quienes serán los verdugos de su destino, es normal que las candidatas alíjuna (no wayuu) usen mantas aunque ellas mismas desprecien a quienes por tradición las han usado; el “hijo del pueblo”, es decir los hijos de los hijos de quienes siempre han querido civilizar a los nietos de Ichitki, dicen “warechon” o “warekus”, pero niegan citas a los portadores de wayucos tradicionales. Los líderes wayuu, se excusan en su hambre inmediata y ferian mantas, mochilas, cédulas y sombreros por un “contratico”, por un “puestico”, por una “ayudita” para salir de la “pelúa”… Ellos han vendido su identidad por un “favor”, por una “liga” del gobernante de turno...

Encierra dolor, envidia o tristeza esta nota?, Ni lo uno ni lo otro!. Es una protesta y una propuesta a los líderes de hoy y mañana, para exhortarlos a quitar-nos del cuello el pie que nos oprime y no permite mirar el horizonte soñado por nuestros ancestros y mayores.
Si falla la intención de esta nota, habrá tenido razón el capitán Londoño Villegas, en 1935, cuando dijo: “Tengo buenas esperanzas de que, en la forma como los estoy llevando, los conduciré gradualmente a la civilización, pues me han demostrado verdadera admiración y cariño” (Crónicas de la Fundación de Uribia).

Los invito a dudar de la historia que nos han contado…
@Ignacioepinayu

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